(…) Y, por último, me gustaría preguntar, no ya al Dr. Healy sino a nosotros mismos como profesionales, ¿cuántas pruebas más necesitamos ver de los manejos de la industria farmacéutica en relación con la manipulación, distorsión y ocultamiento de la información científica sobre los fármacos que prescribimos a nuestros pacientes, antes de que decidamos cortar vínculos personales con dicha industria y obligar a nuestras asociaciones profesionales, como ya hace la Asociación Madrileña de Salud Mental, a llevar a cabo sus actos científicos libres de humos industriales?
Jose García-Valdecasas (Psiquiatra)
Presentación Jornadas Singularidad vs. Uniformidad Madrid 20 y 21 de Febrero de 2014.
Organizadas por la Asociación Madrileña de salud Mental
Si uno mira la Matrix desde fuera, tiene a veces la gratísima impresión de que le quedan tres telediarios…
Especialmente, si su contemplación de la Matrix se produce después de un encuentro virtual de DESPIERTOS alrededor de una charla evocadora en Internet, a lo mejor en un arranque de euforia el contemplador llega a tener la impresión de que, puesto que tanta gente está tirando por aquí y por allá -igual que en la canción de Lluis Llach-, a lo mejor es que l’estaca [on estems tots lligats], está a punto de venirse abajo.
Pero la euforia inicial puede transmutarse rápidamente en disforia en el momento en que el DESPIERTO de nuestro ejemplo se ve en la situación de tener que incursionar de nuevo en Matrix para hacer cualquier tipo de gestión en lo cotidiano…
Y es justo ahí, en la materialidad de su día a día, cuando el despierto se ve en la necesidad de elevar una plegaria: “Sálvame de nuestra gestión de cada día, y líbrame del mal. Amén”
Esta presentación viene a cuento en relación con el ámbito de actuación al que se dedica el presente post, que se adentra en nuestra psiquiatría de cada día.
Y es que, como en todos los demás ámbitos, en este también suenan tambores de guerra. Y en él, El Avance de la NADA es tan inquietante – o más – que en otros.
Y aquí también (o especialmente) huele a conspiración, a destrucción deliberada… o, lo que es lo mismo, a negocio redondo, y al más absoluto desprecio hacia el ser humano, su sufrimiento e incluso su vida, como así lo afirman los que lo saben desde dentro: psiquiatras y terapeutas «decentes» que lo denuncian:
-
Que los estudios que demuestran efectos beneficios de diversos fármacos no tienen nada de científicos, y que son pura propaganda disfrazada de ciencia, y costeada por los laboratorios.
-
Que frecuentes y gravísimos efectos secundarios de los fármacos que sí son reales, son ocultados, y no llegan al conocimiento de los consumidores.
-
Que las personas que denuncian la existencia de esta trama de mentiras y ocultaciones pierden sus puestos allí donde se encuentren desempeñándolos (universidades, organizaciones, fundaciones…)
-
Que existen alternativas reales, como Soteria House (de la que se habla en este post) donde los enfermos son atendidos, tratados, contenidos y cuidados como personas, en entornos terapéuticos amables, donde se utiliza poca o ninguna medicación, y cuyos resultados a corto, medio y largo plazo se han demostrado muy superiores a los de los fármacos. Sin embargo, estas alternativas no solo no se incentivan sino que encuentran grandes obstáculos.
El Avance de la NADA, es el derrumbe un sistema de creencias, un paradigma viejo que se descompone. Y lo hace simultáneamente en todas las áreas. También en psiquiatría, donde los escándalos se multiplican.
Así lo expresa el psiquiatra José García-Valdecasas en su presentación de las Jornadas Singularidad vs. Uniformidad, celebradas en Madrid los pasados 20 y 21 de Febrero de 2014. [El texto completo se incluye al final del post]
(…) Veinte años de no ver que avancemos realmente nada en el conocimiento de los trastornos mentales y que no mejoremos realmente nada en su tratamiento.
Hemos leído estudios que encontraban mejor pronóstico a pacientes psicóticos sin medicación que con ella, al menos en determinados casos.
Hemos leído estudios sobre pacientes esquizofrénicos de hace 50 años cuyo pronóstico ya querríamos en nuestras actuales unidades de agudos.
Hemos leído estudios sobre pronóstico de la esquizofrenia en países en vías de desarrollo que ya desearíamos en nuestro occidente civilizado…
Toda esa acumulación de datos creemos que, ahora sí y a pesar de los grandes intereses económicos en juego, puede acabar forzando un cuestionamiento del paradigma biologicista predominante.
Quienes atiendan a toda la información que se muestra en este post, entenderán lo muy lejos (para mal) que llega la situación, especialmente si ven completos los videos de la conversación entre el psiquiatra Loren Mosher, el psicoanalista y escritor Daniel Kriegman y el periodista de investigación Robert Whitaker.
Es abrumador saber que el modelo en el que se basa el Proyecto Sotera (del que también se habla en el post) existe, que funcionó muy bien en Estados Unidos, y que se lo dejó morir por falta de financiación.
Como fuere, toda esta información tiene que seguir extendiéndose… Es la única manera de que la humanidad pueda salir de esta Matrix asfixiante
ENTREVISTA: DAVID HEALY | PSIQUIATRA Y PSICOFARMACÓLOGO
«Deberíamos ser mucho más escépticos frente a las compañías farmacéuticas»
Recientemente algunos de los compartimentos de una especie de caja de Pandora farmacéutica se han abierto de par en par dejando salir, entre otras cosas, la información de que se habían ocultado o «despistado» datos que demostraban que los antidepresivos de la familia de Prozac aumentan el riesgo de suicidio.
Al mismo tiempo se ha especulado sobre la existencia de una serie de intrigas propias de una novela de John Le Carre que implicaba a compañías farmacéuticas, científicos e incluso a organismos sanitarios.
Sin embargo, este panorama dista de ser nuevo para algunos investigadores. David Healy, psiquiatra y psicofarmacólogo británico, puede atestiguarlo en primera persona porque en 1991 comenzó a publicar y presentar datos que indicaban que los antidepresivos de última generación inducían al suicidio.
Sus advertencias le costaron su puesto en la Universidad de Toronto. «Prestigiosas figuras de la universidad me habían dicho explícitamente que las promociones dependen de si formas parte del sistema».
«Es espantoso que millones de personas estén siendo tratadas con estos fármacos antidepresivos sin que nadie sepa que puede haber riesgos»
«Resulta muy difícil distinguir entre compañías farmacéuticas y tabaqueras, aunque su relación con la medicina es diferente»
«No es necesario que un medicamento demuestre que es mejor que los antiguos para tener un lugar en el mercado»
Lejos de abandonar, Healy ha continuado denunciando el exceso de peso de la industria farmacéutica en la investigación médica y acaba de publicar un libro titulado Let them eat Prozac (Dejemos que coman Prozac) en el que relata con toda suerte de detalles la introducción de los mencionados fármacos en el mercado y las estrategias, de dudosa ética, de las compañías productoras para convertirlos en auténticas estrellas de la psicofarmacología.
Describe también los numerosos juicios en los que se acusaba a los medicamentos de la muerte de un buen número de personas por diferentes causas, juicios a los que en muchos casos Healy fue llamado a declarar.
Pregunta. Después de 15 años insistiendo en la asociación entre los antidepresivos más modernos y el aumento de suicidio, ¿cómo interpreta que finalmente las autoridades sanitarias lo hayan admitido e incluso que se insinúe que se ocultaron los datos que lo demostraban?
Respuesta. En este momento, es difícil saber si fue una conspiración o si fue incompetencia por parte de la FDA [Food and Drug Administration, la agencia reguladora de los medicamentos y los alimentos en Estados Unidos] y de las compañías farmacéuticas. Está bastante claro que la comunidad científica hizo muy poco. Desde un punto de vista moral, es difícil comprender por qué la psiquiatría académica permaneció tan callada. Una posibilidad es que sencillamente no entiendan la estadística.
P. Se habla fundamentalmente del riesgo de suicidio, pero usted asegura que los antidepresivos de la familia de Prozac también inducen a conductas homicidas y cambios de personalidad. ¿En qué se basa para hacer esta afirmación?
R. La evidencia para las tendencias homicidas está en los ensayos clínicos, particularmente en los de paroxetina y sertralina. El riesgo de hostilidad o reacciones agresivas se duplica con estos fármacos. Hostilidad y agresión son códigos que se emplean en investigación y que incluyen homicidio.
Esta familia de fármacos produce una reducción de la actividad emocional. Algunas personas lo encuentran útil, quizá los más introvertidos. En otros casos conduce a la desinhibición, lo que produce un cambio de personalidad.
P. Si los datos están claros, ¿por qué se habla tan poco de estos otros efectos secundarios?
R. Parte del problema no es que no se aborde una cuestión, sino tener una visión global. Para que la gente acepte que ha habido un problema durante los últimos 10 años tendrán que llegar a la conclusión de que la mayor parte de la literatura científica que han estado leyendo es deficiente y falsa.
P. En su libro no sólo menciona la seguridad de estos fármacos, sino que también cuestiona su verdadera eficacia. ¿Cómo es posible que esta nueva clase de antidepresivos haya llegado a ser un auténtico tratamiento estrella si no funcionan?
R. Un fármaco poco potente puede funcionar frente a placebo [sustancias sin actividad terapéutica], no es necesario que un medicamento demuestre que es mejor que los antiguos para tener un lugar en el mercado. Una vez que ya está disponible, el departamento de mercadotecnia de la compañía farmacéutica puede disimular los malos resultados y los datos inconvenientes y centrar la atención exclusivamente en los hallazgos que encajan con sus propósitos.
P. ¿No es terrible que millones de personas en todo el mundo estén siendo tratadas con ellos?
R. Es espantoso que millones de personas en el mundo estén siendo tratadas con estos medicamentos sin que nadie sepa que puede haber riesgos. Parece que habrá un gran número de individuos que serán tratados y que no podrán dejar sus tratamientos y habrá otra importante cantidad que se suicidará y que no lo habría hecho si hubiera habido suficientes advertencias.
P. Usted afirma que las compañías farmacéuticas son peores que las tabaqueras.
R. En la actualidad es muy difícil distinguir entre unas y otras, aunque la relación con la medicina de las compañías farmacéuticas es completamente diferente de la de las tabaqueras. Sin embargo, deberíamos ser mucho más escépticos frente a las primeras y reconocer que la diferencia entre ellas no es tan grande como una vez pudo ser.
P. Los científicos son, según sus palabras, «añadidos ornamentales al negocio» así como las revistas científicas y las autoridades sanitarias. ¿En quién se puede confiar?
R. Por el momento es difícil saber en quién confiar. Lo mejor es encontrar un médico que te escucha. Alguien que presta atención a las pruebas, pero no a ti es muy probable que sea peligroso.
P. Cuando dice «una vez fue el poder de los fármacos, ahora es el de la biotecnología», ¿está prediciendo un escenario similar? ¿Serán fácilmente manipulables los datos biotecnológicos?
R. Sí, creo serán igualmente manipulables y habrá muy poca o ninguna diferencia entre las compañías farmacéuticas y las biotecnológicas. Esta es la auténtica y aterradora perspectiva a la que nos enfrentamos.
Fuente: El País [22.03.2005]
El paradigma SOTERIA y Loren Mosher
Loren Mosher M.D.
(1933-2004)
Loren Richard Mosher fue un psiquiatra norteamericano que consagró su carrera profesional a la búsqueda de tratamientos más efectivos y menos coercitivos para las personas esquizofrénicas. Esto lo condenó a ser catalogado como un outsider y marginado del establishment psiquiátrico.
Pero Mosher, de hecho, no era un profesional chalado o advenedizo: fue médico graduado con honores de Harvard y se desempeñó entre 1968 y 1980 como jefe del Centro de Estudios para la Esquizofrenia del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de los Estados Unidos. Además fundó y fue el primer editor de la revista Schizophrenia Bulletin. En 1998 fue muy sonada su renuncia a la Asociación Psiquiátrica Americana -a la que apostrofó como «Asociación Psicofarmacológica Americana«- y acusó de haberse prácticamente vendido a la industria farmacéutica. Denunció además el modelo mecánico-cerebral de la enfermedad mental que conllevaba a la profesión psiquiátrica a estar absorta en investigación psicofarmacológica sin dedicar un centavo a investigación de otra índole. (Imprescindible leer su carta de renuncia aquí.)
A inicios de los años 1970, Mosher estableció en la ciudad de San Francisco un innovador centro de tratamiento para la esquizofrenia al que bautizó con el vocablo griego SOTERIA (que significa salvación o liberación). Mosher asumía que el ambiente hospitalario restrictivo y el sobreuso de fármacos podían conspirar contra una mejor recuperación de los pacientes psicóticos por lo que, aplicando principios de comunidad terapéutica, intervenciones ambientales y psicosociales, y circunscribiendo el uso de neurolépticos a dosis bajas y sólo con autorización del paciente, obtuvo resultados promisorios y dignos de ser tenidos en cuenta.
El centro pionero SOTERIA cerró en 1983 por falta de fondos. Actualmente, sin embargo, se revaloran los postulados de Mosher y existen diversos centros asistenciales y académicos en varias partes del mundo que plasman tales ideales en la práctica. (De hecho, desde 1984 se abrió otro centro en Berna, a cargo de Luc Ciompi).
Glosando un fragmento del obituario de Mosher en el British Medical Journal:
«Si hay alguna medición que trasciende los argumentos estadísticos en el trabajo de Mosher, son precisamente las encuestas de satisfacción de los pacientes que simple y llanamente se sienten mejor tratados que en los hospitales. Y si la mente es algo tiene valor más allá de su capacidad para funcionar hábilmente y proveer a su poseedor de trabajo y vida independiente, entonces el sentirse bien, lograr que los pacientes se sientan bien, es una meta tan buena -y tan ética- como cualquier otra.»
SOTERIA Y OTRAS ALTERNATIVAS A LA HOSPITALIZACIÓN PSIQUIÁTRICA AGUDA 1
Por: LOREN MOSHER
(…) Básicamente, el método Soteria puede describirse como la aplicación, durante 24 horas, de intervenciones fenomenológicas interpersonales por personal no profesional, usualmente sin un tratamiento a base de drogas neurolépticas, en el contexto de un entorno social de tamaño reducido, hogareño, tranquilo, que brinda apoyo y protección y en el que hay tolerancia.
La práctica central de fenomenología interpersonal se basa en el desarrollo de una relación sin intromisiones y que no busca controlar, pero que es activamente empática, en la que la persona psicótica no tiene que hacer nada explícitamente terapéutico o relacionado con el control. En pocas palabras, puede describirse como “estar con”, “estar cerca y atentos”, “tratar de ponerse en el lugar de la otra persona” o “ser el guía en un viaje de LSD” (debemos recordar que esto ocurrió en California en la década de 1970).
Su propósito es desarrollar, al paso del tiempo, una experiencia compartida en lo relacionado con el sentido del contexto individual y social, tanto actual como histórico, del cliente.
Nótese que en Soteria no había “sesiones” terapéuticas. Sin embargo, se daba una gran cantidad de “terapia” pues el personal trabajaba suavemente para construir puentes, al paso del tiempo, entre los estados emocionalmente desorganizados de los individuos y los sucesos de la vida que al parecer habían precipitado su desintegración psicológica.
En la casa se vivía un contexto de expectativas positivas en cuanto a que se produciría una reorganización y re-integración como resultado de estas intervenciones aparentemente minimalistas. (..)]
Soteria Bern (photo 2004)
Loren Mosher (Fundador de Soteria San Francisco, †2004), Prof. Luc Ciompi (Fundador de Soteria Berne), PD Dr. med. Holger Hoffmann (Médico jefe de Soteria Berne), Sabine Leisinger (Directora de Soteria Berne)
Fuente: desdeelmanicomio.blogspot.com.es
Antidepresivos y matanzas escolares
Conversación entre Robert Whitaker, Loren Mosher y Daniel Kriegman acerca de los antidepresivos, sus efectos secundarios y su relación con las matanzas escolares.
Kriegman habla también de cómo algunos doctores también consumen estos productos.
Robert Whitaker es periodista y autor de los libros ‘Mad in America’ y ‘Anatomy of an Epidemic’.
Loren Mosher fue jefe del departamento de esquizofrenia del NIMH y llevó a cabo un estudio conocido como Soteria House.
Daniel Kriegman es psicoanalista.
La grabación se llevó a cabo en 2003. Loren Mosher falleció al cabo de poco.
Loren Mosher habla del Speed o metanfetamina porque el metilfenidato (Ritalin) tiene la estructura química de las anfetaminas. Loren Mosher menciona a David Healy, psiquiatra británico de la Universidad de Bangor y también crítico destacado del sistema imperante. Su blog aquí: http://davidhealy.org/
Conversación entre Robert Whitaker, Loren Mosher y Daniel Kriegman acerca de la historia inventada por la industria farmacéutica de que la esquizofrenia es provocada por un desequilibrio bioquímico en el cerebro.
Conversación entre Robert Whitaker, Loren Mosher y Daniel Kriegman acerca de las muertes causadas por el consumo de neurolépticos.
De la Medicina Basada en la Evidencia como herramienta para el cambio de paradigma en Psiquiatría
En las Jornadas de la Asociación Madrileña de Salud Mental, de las que ya hablamos en anteriores entradas, fuimos invitados a ser discusores del Dr. David Healy, psiquiatra y psicofarmacólogo no menos eminente que polémico. Pueden leerle y seguir sus lúcidas, aunque sin duda incómodas, reflexiones en su blog, parte de las cuales ya recogimos aquí. Hoy queríamos transcribir nuestra humilde (de acuerdo, no tan humilde) exposición sobre el tema de la Medicina Basada en la Evidencia en Psiquiatría, en la línea de reflexiones previas nuestras. La pueden leer íntegra a continuación:
Buenos días a todos. Antes de nada, quería agradecer a la Organización de las Jornadas el haberme invitado como discusor del Dr. Healy, lo cual es sin duda un honor que no estoy seguro de merecer. He preparado esta exposición con Amaia Vispe, coautora también del blog postPsiquiatría y, por ello, permitirán que use el plural. Estamos hablando acerca de la llamada Medicina Basada en la Evidencia la cual, como tantos conceptos teóricos o actividades prácticas en Psiquiatría, despierta férreas adhesiones y furiosos cuestionamientos, configurándose como otra raya en la arena respecto a la cual hay que posicionarse: ¿estás a favor o en contra de la MBE? El problema es que, como para todo en la vida, antes de saber si se está favor o en contra hay que concretar de qué se está hablando.
Y la cuestión es que el término Medicina Basada en la Evidencia hace referencia a dos conceptos diferentes y que solemos confundir. Por una parte, la MBE se intenta configurar, desde algunos sectores, como una suerte deparadigma en el sentido de Kuhn que va a proporcionarnos las respuestas a todas las viejas cuestiones de la Psiquiatría (aunque sea por el método, poco meritorio, de descartar la mayoría de las preguntas). La MBE como paradigma se sitúa al lado de la llamada psiquiatría biológica, de forma que prácticamente se confunde con ella en una especie de simbiosis no exenta de contradicciones, bien financiada por la siempre atenta Industria Farmacéutica, llegando al llamado, en palabras de Mata y Ortiz que suscribimos plenamente, paradigma bio-comercial en Psiquiatría.
Pero, por otra parte, la MBE es también una serie de herramientas y técnicas de recogida y análisis de datos, para la obtención de resultados que consigan una racionalización de los tratamientos y actividades médicas, en busca de cierta objetividad a la hora de la clínica. Cuando se piensa en la MBE como una herramienta, se debe tener presente que su utilidad dependerá de que sea usada de forma correcta.
En Psiquiatría trabajamos con personas que sufren. Personas que presentan determinadas conductas, pensamientos o emociones que conceptualizamos como síntomas, pero que cobran sentido en su propiasubjetividad (y que entendemos, o intentamos entender, sólo a través de la nuestra). La única forma de pretender que la MBE dé una explicación completa como paradigma psiquiátrico (de la mano de la psiquiatría biológica) es si conseguimos rechazar dicha subjetividad (propia y ajena) o, más bien, creer que somos capaces de hacerlo, y cosificar al paciente en el proceso. Donde hay un ser humano, con sus deseos, miedos, esperanzas, dolores y frustraciones, con su libre albedrío o su ilusión de libre albedrío, pensamos sólo en uncerebro y nos dedicamos a evaluar su conducta en términos de neurotransmisores que suben y bajan y condicionamientos que se refuerzan o se extinguen…
En mi opinión, elevar la MBE a rango de paradigma en psiquiatría es completamente absurdo. Porque un conjunto de mediciones no pueden llegar a proporcionar una explicación completa del ser humano. Salvo que pensemos que el ser humano no es más complejo que una rata o cosa parecida, con lo cual obtendremos probablemente un montón de teorías que serán útiles sólo si se aplican a una rata y no a un ser humano. Además, la MBE de la mano de la psiquiatría biológica se constituye en autonombrado paradigma de una forma que sólo podemos catalogar de tramposa. Tanto pontificar de datos, mediciones y ciencia pura y dura y, al final, todas las etiologías y fisiopatologías de las llamadas enfermedades mentales quedan despachadas con “sin duda son procesos biológicos, pero todavía no los hemos podido determinar”. Y como hemos señalado repetidamente, “todavía” no es un adverbio aplicable a cuestiones científicas sino a profecías religiosas sobre futuras venidas redentoras…
Pero rechazar la MBE como paradigma totalizador no supone rechazar el poder de la MBE como herramienta.Estamos totalmente convencidos de que su papel como instrumento de medida es incalculable en Medicina y también en Psiquiatría. Siempre, por supuesto, que se use para intentar medir bien y no para intentar vender más.
La posición casi hegemónica en nuestro entorno de la psiquiatría biológica supuestamente basada en la MBE ignora, en sus teorías explicativas que gustan de confundir correlaciones con causalidades y en sus prácticas de tratamiento, una serie de hallazgos obtenidos de acuerdo con los parámetros de la MBE como herramienta. Vemos y oímos a muchos profesionales defender con absoluta firmeza la psiquiatría neurocientífica como única con derecho a existir para, a continuación, argumentar que no se fían de estudios independientes, metaanálisis muchos de ellos, que resultan ser críticos con los fármacos producidos por las empresas que les pagan obsequios, almuerzos y viajes diversos. Y como no se fían de dichos estudios independientes consideran que es mejor ponerse a prescribir cada fármaco nuevo que un amable visitador nos pone delante a ver cómo va, sin detenerse a pensar que existe algo llamado el sesgo del observador. Ya se sabe: por la mañana anunciamos la muerte del psicoanálisis o las barbaridades de la antipsiquiatría, y por la tarde nos dedicamos a probar (de hecho, más bien a hacer probar a nuestros pacientes) los fármacos que la industria nos indica, sin molestarnos en revisar la evidencia disponible (o muchas veces la falta de ella) sobre eficacia, tolerancia o coste.
Sin embargo, si hemos de ser sinceros, será necesario reconocer que difícilmente podemos confiar en la Medicina Basada en la Evidencia como herramienta. Y no podemos hacerlo porque está sometida a múltiples sesgos derivados de intereses de la Industria Farmacéutica, de muchos profesionales y de distintasadministraciones públicas. Sin ánimo de ser exhaustivos podemos señalar casos flagrantes.
- Los ensayos clínicos publicados son una parte nada más del total de estudios realizados. Concretamente, son la parte cuyos resultados son favorables para el laboratorio que financia el estudio.
- La financiación de la investigación ha sido dejada por los poderes públicos en manos privadas, lo que conlleva que el interés general de investigación y publicación queda supeditado al interés económico de obtención de beneficios, con un absoluto desprecio por el perjuicio que supone a los pacientes el hecho de que sus médicos no conozcan toda la información disponible sobre sus tratamientos.
- Organismos públicos encargados de aprobar y controlar los productos farmacéuticos ocultan y no hacen públicos los resultados de los estudios que la industria está obligada a proporcionarles.
- Los artículos que leemos en las revistas científicas están muchas veces bajo autoría fantasma, es decir, los flamantes cinco catedráticos que lo firman (éste artículo y otros treinta cada año) sólo ponen su nombre en un trabajo que muchas veces ha sido realizado directamente por personal a sueldo del laboratorio que financia.
- Incluso en los trabajos publicados, la manipulación de los datos, la poca representatividad de la muestra, la duración demasiado corta o larga del estudio o el empleo de variables subrogadas, llevan a que las conclusiones con frecuencia afirmen algo muy diferente a lo que los meros datos revelan.
- Todo ello lleva a que el profesional a la hora de prescribir un fármaco no tiene acceso a la mejor información posible, sino sólo a una parte incompleta y manipulada de la misma, con lo que nuestros pacientes (y eso nos incluye a todos, porque todos seremos pacientes en un momento u otro, de una manera u otra) no están bien tratados. Y no lo están por culpa de todo este entramado que la Industria Farmacéutica ha organizado porque las administraciones sanitarias públicas se lo han permitido y porque los profesionales hemos estado muy ocupados disfrutando de nuestras comidas, obsequios y viajes gratis.
Pero no todo está perdido ni hay que echarse al monte. Cada vez más gente, en nuestras profesiones y a nivel de la opinión pública, conoce esta situación y sabe de este tipo de actividades.
Para poder emplear la Medicina Basada en la Evidencia como herramienta para conocer los tratamientos que empleamos y poder prescribirlos con la mayor eficacia y seguridad, estas prácticas deben terminar. Pero, incluso a pesar de ellas, hace ya varios años que se acumula una ingente cantidad de datos procedentes de ensayos clínicos y metaanálisis que cuestionan muchas de las teorías y prácticas habituales en nuestra disciplina acerca de la supuesta eficacia y seguridad de los fármacos que prescribimos a los pacientes que confían en nosotros.
Por citar sólo algunos ejemplos representativos, la Medicina Basada en la Evidencia nos ha aportado datos claros (todavía ignorados por muchos profesionales) desbaratando las supuestas ventajas de los antipsicóticos nuevos sobre los clásicos, así como planteando riesgos importantes tanto de unos como de otros o poniendo en tela de juicio la efectividad de los antidepresivos en depresiones leves o moderadas.
Y nos parece importante resaltar, y así queremos hacerlo, que la MBE como herramienta es imprescindible para conocer y controlar los potenciales efectos adversos de los psicofármacos sobre la salud física de nuestros pacientes. No sólo poner en duda, cuando así lo indiquen los datos, eficacias que no son tales sino, posiblemente más importante, dar la voz de alerta ante iatrogenias potencialmente peligrosas que sólo estudios bien diseñados en base a lo que hemos llamado la MBE como herramienta nos permitirán conocer, y evitar. ¿Cómo se podrían llegar a conocer riesgos reales pero de baja frecuencia, como son la hepatotoxicidad por agomelatina, el síndrome serotoninérgico por ISRS, las arritmias por citalopram o y escitalopram, la muerte súbita por metilfenidato u otros…?
En nuestra opinión, aceptar la MBE como paradigma es absurdo, pero rechazarla como herramienta es perder un arma muy valiosa si queremos una psiquiatría diferente. Y, aunque sus resultados seanincómodos para lo que creíamos establecido y lo que durante tanto tiempo hemos dejado que nos contaran, a lo mejor ha llegado el momento de que empecemos a cuestionarnos una serie de cosas sobre nuestros conocimientos teóricos, nuestra actividad clínica y nuestra posición ética, sobre nuestros tratamientos y nuestro trato a las personas que atendemos, que deberían ser la única motivación y el único interés de nuestro trabajo. Y estos cuestionamientos requieren y se ven favorecidos por la MBE como herramienta.
Creemos que es, valga la redundancia, evidente la acumulación de evidencias que ponen en entredicho el panorama idílico dibujado por lo que hemos llamado la Medicina Basada en la Evidencia como paradigmao, más correctamente, por lo que podríamos llamar el paradigma neurobiológico y físico-químico imperante. Y ello a pesar de las graves carencias a que está sometido nuestro acceso a los datos que proporciona la MBE como herramienta por los intereses comerciales y profesionales a que antes hacíamos referencia. Hasta hace no mucho nos preguntábamos, entre hastiados y cínicos, por qué todos esos datos y estudios que se van acumulando no llevaban a un cuestionamiento de dicho paradigma imperante. Porque, no lo olvidemos, un paradigma no son lasTablas de la Ley entregadas en un monte lejano a un profeta por alguna deidad oscura. Un paradigma es un marco conceptual de teorías, prácticas y dispositivos que trata de dar explicación a un determinado ámbito del saber y justificar el funcionamiento de una tecnología en busca de un bien, en este caso la salud mental, sea esto lo que sea. Resumiendo, un paradigma debe ser útil, en el caso de nuestra Psiquiatría, para explicar el funcionamiento anómalo de la mental y para aliviar a las personas que lo sufren. Y creemos, de nuevo, evidente, que el actual paradigma hegemónico, pese a sus promesas y expectativas en las últimas décadas, no ha dado adecuada respuesta ni en la explicación ni en el alivio.
Pero resulta que desde hace no mucho, se acumulan las críticas, y cada vez en voz más alta y desde ámbitos más diversos, a dicho paradigma. El DSM 5 ha nacido entre abucheos que no sufrieron ninguno de sus predecesores. Son más que conocidas las opiniones de Allen Frances, Jefe del Grupo de Tareas del DSM-IV que, dicho sea de paso, no era demasiado mejor que su sucesor. ¿Qué ha ocurrido en los veinte años transcurridos para que la virulencia de los críticos haya aumentado de esta manera? En nuestra opinión, son esos veinte años lo que ha ocurrido. Veinte años de no ver que avancemos realmente nada en el conocimiento de los trastornos mentales y que no mejoremos realmente nada en su tratamiento. Hemos leído estudios que encontraban mejor pronóstico a pacientes psicóticos sin medicación que con ella, al menos en determinados casos. Hemos leído estudios sobre pacientes esquizofrénicos de hace 50 años cuyo pronóstico ya querríamos en nuestras actuales unidades de agudos. Hemos leído estudios sobre pronóstico de la esquizofrenia en países en vías de desarrollo que ya desearíamos en nuestro occidente civilizado… Toda esa acumulación de datos creemos que, ahora sí y a pesar de los grandes intereses económicos en juego, puede acabar forzando un cuestionamiento del paradigma biologicista predominante.
Y no es sólo Frances. La British Psychological Association publica un documento hace unos meses abogando directamente por un cambio de paradigma. Un destacado grupo de psiquiatras británicos como Philip Thomas, Sami Timimi o Joanna Moncrieff viene hace años publicando asiduamente reflexiones en tal sentido. ElDr.Healy, a quien hemos tenido el honor de escuchar, es una voz crítica de primer nivel y más que reconocido prestigio. El mismo NIMH, aunque desde coordenadas aún más biologicistas pero con la misma carencia de base empírica, rechazó también el DSM 5, a pesar de componendas posteriores…
¿Y a dónde queremos llegar con todo esto? La MBE como paradigma o trasunto del paradigma biológico creemos que está herida, porque ya no es útil. O, por decirlo más claramente, no es útil para nuestros pacientes, como muchas asociaciones de ex-usuarios y supervivientes de la Psiquiatría vienen defendiendo cada vez más claramente. Y si, como nos gustaría pensar, estamos ante un posible cambio de paradigma, debemos estar alertas a que no sea de nuevo aprovechado por intereses comerciales y nos vendan una nueva moto en la línea de la farmacogenética y otras baratijas de cristal que empiezan a llegar a la aldea… Deberíamos, apoyados en la información de la MBE como herramienta y en el perfeccionamiento de la misma a través del fin de la ocultación y manipulación de estudios y datos, llevar nuestra profesión, nuestra Psiquiatría, tanto como ciencia en busca de un saber sobre lo mental como de tecnología en busca de una utilidad de alivio al sufrimiento, a unnuevo paradigma, posiblemente vinculado estrechamente a lo social, que no descuide el aspecto biológico de los trastornos (porque no somos más, ni menos, que organismos biológicos, pero sí mucho más que neurotransmisores que suben o bajan o genes traviesos que se esconden a los investigadores más esforzados), un nuevo paradigma que sea más útil para entender, atender y ayudar a nuestros pacientes. Un paradigma nacido, desarrollado y marcado por la ética, que es de lo que debería ir todo esto.
Y, por concretar, nos gustaría dirigir unas preguntas al Dr.Healy para el debate:
- ¿Cree que la Psiquiatría debe rechazar la MBE como paradigma o también la MBE como herramienta?
- ¿Cree que, si desaparecieran los sesgos debidos a los intereses comerciales y profesionales (tales como la ocultación de estudios, la manipulación de datos, la autoría fantasma, etc.) sí sería útil en psiquiatría la MBE como herramienta?
- ¿Cree que podríamos saber lo que ahora sabemos sobre muchos engaños promovidos por la industria farmacéutica (sobre eficacias y seguridades que no son tales) si no hubiera sido por estudios y metaanálisis llevados a cabo bajo los parámetros de la MBE como herramienta?
- ¿En qué debemos apoyarnos para lograr el conocimiento sobre eficacia, tolerancia y seguridad de los fármacos que prescribimos si rechazamos los parámetros de la MBE?
- ¿Cómo podríamos maximizar los beneficios y utilidades que puede tener la MBE y sus ensayos clínicos a la vez que controlamos sus posibles peligros?
- ¿Cómo controlar los riesgos inherentes a nuevos tratamientos farmacológicos (o antiguos) sin ensayos clínicos previos de seguridad de tales fármacos?
- Y, por último, me gustaría preguntar, no ya al Dr.Healy sino a nosotros mismos como profesionales, ¿cuántas pruebas más necesitamos ver de los manejos de la industria farmacéutica en relación con la manipulación, distorsión y ocultamiento de la información científica sobre los fármacos que prescribimos a nuestros pacientes, antes de que decidamos cortar vínculos personales con dicha industria y obligar a nuestras asociaciones profesionales, como ya hace la Asociación Madrileña de Salud Mental, a llevar a cabo sus actos científicos libres de humos industriales?
Muchísimas gracias por anticipado al Dr.Healy por sus respuestas y a todos ustedes por su atención.
Reblogueó esto en Creer para Crear.
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]
[…] El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de… […]