No obstante
¡Ay, ese placer, siempre nuevo, de barro mullido!
Nadie casi ayudó a los arriesgados más precoces. Ciudades surgieron, no obstante, en golfos felices, agua y aceite llenaron los cántaros no obstante.
Así hablaba Rilke en la segunda parte de su Soneto 24 a Orfeo.
¿Para qué esa desconfianza hacia nuestro futuro? ¿Para qué las objeciones de que se nos escatimará lo decisivo? Todo lo nuevo y lo creativo viene no obstante –si nosotros nos atrevemos. En el no obstante actúa la obstinación, que lo comienza a pesar de todo, la obstinación que se impone, la obstinación del que se atreve solo. Los que titubean siguen más tarde.
Los logros del espíritu humano se dieron no obstante. Aquel que los alcanzó, los alcanzó no obstante. Todo aquello que lleva más adelante, comienza con un no obstante.
Aquel que arrastra a otros y los guía, los guía no obstante. Él marca los pasos decisivos y camina delante de ellos y avanza –no obstante. ¿Se comporta con soberbia o sólo con valentía? Sólo el valiente se atreve. El soberbio fracasa ni bien debe actuar con valentía. Sólo el valiente permanece en sintonía con aquello que tiene al todo en la mirada, tal como viene y como debe venir. Porque viene no obstante.
No obstante viene, sobre todo el amor, que se atreve porque mira hacia adelante, con obstinación ante todas las objeciones. Sin duda es necesario perseverar hasta llegar a la meta –no obstante. Con el amor también continúa la vida ¿Cómo? En cada instante no obstante.
Del libro Plenitud. La mirada del Nahual, de Bert Hellinger