“El sistema completo se comporta de un modo distinto y es mayor que la suma de sus partes”… Aristóteles
(…) La esquizofrenia y muchos desórdenes mentales constituyen un ejemplo claro de cómo la psiquiatría convencional está a punto de caer en desuso, pues a diferencia de los casos de éxito que hemos encontrado en la práctica global de la medicina alternativa, no existen evidencias contundentes de que la psiquiatría que emplea antipsicóticos esté dando los resultados que de ella se esperan.
(Del artículo Medicina Ortomolecular, de Micromedix, al que se dedica este post)
Hacia un nuevo paradigma
Medicina alternativa por consenso Vs. Medicina basada en la evidencia
El presente post, enmarcado dentro de la serie que estoy dedicando al viejo/nuevo modelo psiquiátrico, contiene un artículo, titulado Medicina Ortomolecular, extraído de la web Micromedix.
Aunque podría muy bien titularse Psiquiatría Ortomolecular, ya que sus observaciones se centran de manera particular en la falta de eficacia de la psiquiatría tradicional.
Sin embargo, la mayor aportación que realiza este interesantísimo artículo es la relativa a un nuevo poder emergente, que está sucediendo gracias a Internet, y que es el resultante del ejercicio de la inteligencia colectiva [wisdom of crowds].
Además, el artículo está lleno de enlaces a muchísimos temas en el campo de la medicina alternativa, que interesarán, de manera especial, a los e-pacientes y sus activos familiares o amigos.
E-pacientes: personas que buscan por sí mismos, se informan, contactan con otros…
Tom (Ferguson) acuñó el término e-Pacientes para describir a las personas que están preparadas, capacitadas, empoderadas y comprometidas en su salud y en la toma de decisiones sobre su atención médica. Tuvo la visión del cuidado de la salud como una asociación equilibrada entre los e-pacientes, los profesionales de la salud y los sistemas de los que forman parte. Ofrecemos esta definición de e-paciente en la Wikipedia para marcar el tono en los siguientes trabajos:
«Los e-pacientes representan la nueva generación de consumidores de salud informados que usan Internet para recopilar información sobre una condición médica de especial interés para ellos.
El término comprende tanto a los que buscan una guía online para su propia enfermedad como los amigos y familiares que visitan el sitio en su nombre.
Los e-pacientes presentan dos efectos en su búsqueda de información médica online: ‘mejor información de salud y servicios, y una relación diferente (pero no siempre mejor) con sus médicos.”
- El Avance de la NADA (27) Psiquiatría actual: cuando se trata al ser humano como un conglomerado de neurotrasmisores… y se le prescriben fármacos como si fueran caramelos
- El Avance de la NADA (26). La mayoría somos niños y niñas herid@s
- Uniendo los Opuestos (17) Sanar las raíces para interrumpir el ciclo…
- El Avance de la NADA (39) Desenmascarando el dogma de la Psiquiatría biológica (1)
- El Avance de la NADA (40) Desenmascarando el dogma de la Psiquiatría biológica (2)
- El Avance de la NADA (41) Desenmascarando el dogma de la Psiquiatría biológica (3)
- Uniendo los Opuestos (33) Fundación Nueva Psiquiatría: llamado a unir fuerzas para poner en pie un nuevo paradigma psiquiátrico
- Creando la Nueva Realidad (37) Hiperia y Nueva Psiquiatría… se hace camino al andar
- El Avance de la NADA (45) Psiquiatras: me dicen que nací con un defecto en el cerebro y que necesito medicación… ¡Y una mierda!
- Creando la Nueva Realidad (39): Psiquiatría ortomolecular para curar la esquizofrenia y otros trastornos mentales
- Uniendo los Opuestos (43) La Fageda: Un cuento de hadas en la densa realidad del siglo XXI
- Creando la Nueva Realidad (43) La Revolución Delirante… deliremos y pensemos que otra Salud Mental es posible
- El Avance de la NADA (49) Desenmascarando el dogma de la Psiquiatría biológica (4). Abusos sexuales en la infancia
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- El Avance de la NADA (55) Anatomía de una epidemia. Medicamentos psiquiátricos y el asombroso aumento de las enfermedades mentales
Medicina Ortomolecular
Si usted está comenzando a conocer la medicina ortomolecular y desea saber en qué consiste y en qué se basa, puede considerar a ésta precisamente como un tipo de medicina alternativa que cura con dosis apropiadas (megadosis) de sustancias que el mismo organismo posee de manera natural, como son las vitaminas, los minerales y los aminoácidos. Este conjunto de terapias, al igual que la basada en microdosis, se están convirtiendo en dos alternativas muy prometedoras para el alivio de algunas enfermedades que antes solo podían ser diagnosticadas y tratadas con las técnicas de la medicina alopática convencional. La esquizofrenia y muchos desórdenes mentales constituyen un ejemplo claro de cómo la psiquiatría convencional está a punto de caer en desuso, pues a diferencia de los casos de éxito que hemos encontrado en la práctica global de la medicina alternativa, no existen evidencias contundentes de que la psiquiatría que emplea antipsicóticos esté dando los resultados que de ella se esperan.
No obstante lo anterior, todavía hay quienes siguen recurriendo al psiquiatra porque ni siquiera conocen las bondades de la medicina ortomolecular, y lo más probable es que esto se deba a que a pesar de que ésta última existe desde la década de los 50´s, la industria farmacéutica se ha esforzado en desacreditarla, minimizando y subestimando los grandes logros de sus pioneros, los doctores Linus Pauling y Abram Hoffer.
Y esto es bastante comprensible: a quién le va a agradar que después de haber invertido millones de dólares en disfrazar los síntomas de muchas de esas enfermedades psicogénicas, alguien le diga que sus psicotrópicos no solo no sirven para curar esas enfermedades, sino que además producen dependencia y efectos secundarios desagradables. En este orden de ideas, el negocio de las drogas legales, si bien no tan redituable como el de las ilegales, suele ser muy lucrativo, precisamente por el hecho de desarrollar dependencia.
En la sección editorial de una edición de la Revista de la Medicina
Ortomolecular [17], Abram Hoffer (izquierda) puntualiza cómo los medicamentos “anti-psicóticos” crean dependencia, esto es, cómo este tipo de drogas, a diferencia de aquellas que crean adicción, generan en las etapas de abstinencia, sensaciones muy desagradables en los pacientes, fomentando la reincidencia.
Los pacientes prefieren seguir consumiéndolas y sufrir recaídas frecuentes que experimentar lo que se conoce como “síndrome de abstinencia”. Y es ahí en donde uno se percata del gran negocio que implica la venta de los anti-psicóticos. Una realidad muy triste, sobre todo cuando uno alcanza a sopesar lo que han de sufrir ya no digamos los mismos enfermos, sino sus familiares y amigos.
Afortunadamente la Internet está contribuyendo a combatir la ignorancia, más o menos como lo ha hecho con la enajenación inducida por los medios masivos de comunicación, como son la radio y la televisión, en donde la información sigue estando polarizada y ligada a intereses que nada tienen que ver con las necesidades sanitarias de la población.
Nuestro sistema de salud está diseñado para beneficiar más a los grandes consorcios farmacéuticos que a los enfermos,
¿o es que no sabía usted, querido lector, que las infecciones se combaten mejor con grandes dosis de vitamina C que con antibióticos?;
¿que existe evidencia científica de que las adicciones pueden ser tratadas también con grandes dosis de ascorbato de sodio [18]?;
¿que hace más de veinticinco años el Dr. Don R. Swanson , no siendo doctor en Medicina, descubrió en la literatura biomédica que el magnesio vendría a ser lo más indicado para el alivio de la migraña?;
¿que la cisteína, junto con la vitamina C, la niacina y el aceite de pescado (Omega 3), nos ayudaron a los investigadores de la Fundación MicroMédix a curar de esquizofrenia a dos consultantes en cinco meses?;
¿que la hipertensión arterial se cura, no solo se controla, con un tratamiento similar a base de magnesio, niacina y vitamina C ?;
y la lista continúa (véase índice temático para ver más casos de estudio y de éxito).
Pero analicemos con más detenimiento el fenómeno de la segunda era de la Web para comprender mejor por qué la medicina ortomolecular no tenía tanta popularidad y cómo es que hoy en día está permeando en nuestra sociedad con más fuerza.
Dadas las características que imperan en la Internet, el fenómeno social conocido como Web 2.0 ha dado lugar a una nueva generación de usuarios
conocida como “prosumidores”, en contraste con los llamados consumidores de la primera generación (Web 1.0). Esta nueva generación ahora ya no solo consume información, sino que también la produce, y si bien es cierto que no todos “suben” información digna de confianza, puede existir un gran consenso en lo que a cada quien le es útil a la hora de estar buscando una mejor calidad de vida.
Existen redes sociales casi para todo y para todos, en donde gracias a ese consenso, se puede encontrar una solución a un problema que una comunidad de usuarios comparte, sobre todo porque esa comunidad está conformada por individuos con intereses e inquietudes similares. Es así como está surgiendo lo que yo llamaría una medicina alternativa por consenso: la búsqueda de una cura basada en casos de éxito con más evidencia que los ensayos clínicos de una “medicina basada en evidencias”, cuyos resultados han sido sesgados y a veces hasta falseados por los intereses de quien patrocina la investigación científica. En una red social de enfermos de artrosis por ejemplo, el compartir dolencias, miedos, consejos a propósito de las sustancias que mejoran su salud y en general, la experiencia vivida a lo largo de un arduo proceso de recuperación, puede dar más luz a cerca de cómo luchar contra el padecimiento y vencerlo, que los resultados polarizados de una serie de ensayos clínicos realizados por un grupo de expertos con intereses afines a los de una prestigiosa firma presuntamente preocupada por el cuidado de la salud.
Y para muestra un botón. Si usted me dijera en este momento que padece de depresión y que está harto de las drogas antidepresivas, lo invito a que encuentre una cura natural con esta nueva modalidad de medicina alternativa por consenso, consultando aquí los testimonios que aparecen en este extraordinario sitio de salud mental (Safe Harbor), en donde no dudo que encontrará más de una solución para dicho problema y para otros trastornos psicogénicos como el bipolar, la ansiedad, los ataques de pánico y la psicosis.
Esta validación de información por consenso nació antes de iniciar el siglo XXI como un movimiento global que se convirtió en lo que hoy se conoce como Health 2.0, y surgió más bien como una tendencia de los e-patients, esto es, grupos de pacientes afectados por alguna enfermedad que se unen a una red de usuarios en condiciones similares (peers) en busca de alivio.
Su origen, la “inteligencia colectiva” o “sabiduría masiva”, del inglés, “wisdom of crowds”, es un término acuñado por James Surowiecki para hacer referencia a dicha tendencia [19], y es uno de los principales rasgos característicos de las redes colaborativas: la responsable de que muchos especialistas estén perdiendo crédito, en el sentido de que millones de enfermos pueden extraer más conocimiento compartiendo vivencias, experiencias y sufrimientos, que el que podría acumular en toda su carrera, un solo médico especialista.
En el libro blanco de los e-pacientes, el Dr. Tom Ferguson dice
textualmente: “Hace un siglo, el cerebro de un médico podía contener toda la información necesaria para tratar la mayoría de las enfermedades médicas conocidas; … Durante el siglo pasado, la información médica fue incrementándose exponencialmente; pero […] la capacidad de almacenar y procesar del cerebro humano no lo ha hecho. Como explica Donald Lindberg, director de la Biblioteca Nacional de Medicina, <Si leo y memorizo dos artículos de revistas médicas cada noche, al final de un año, llevaría 400 años de retraso>.Ya no es posible para los profesionales médicos estar completamente al día de la larga lista de enfermedades. Es incluso difícil estarlo para un solo trastorno” [20].
Pero hagamos el siguiente ejercicio práctico de inteligencia colectiva, para ilustrar mejor cómo opera este principio.
Si usted llena un frasco grande y transparente con lunetas de chocolate multicolor de manera que al preguntarle a un grupo considerable de personas, digamos 300 o más (entre mayor número de participantes mejor), cuántas lunetas estiman que haya en dicho frasco, todas ellas, al mirar a través de éste, emitirán opiniones al parecer muy dispares y quizás en algunos casos hasta muy alejadas de la realidad.
Si usted logra que cada uno de los participantes escriba su estimado en una aplicación como Google Drive, utilizando la opción de hoja de cálculo, y al final del experimento obtiene la media aritmética de las opiniones de todos aquellos a los que invitó a participar, obtendrá un valor muy cercano al número de lunetas que hay en el frasco.
Usted va a quedar sorprendido de su resultado y seguramente tendrá dificultades para contradecir lo que a Bernoulli le tomó 20 años comprobar cuando planteó a la comunidad científica la Ley de los Grandes Números, en 1713. Esta ley, aunada a esta nueva tendencia de colaboración de usuarios en redes sociales son los responsables del fenómeno anteriormente descrito como «inteligencia colectiva*.Como acostumbran decir los fiscales en los juzgados cuando están planteando su acusación al inicio de un pleito: “esos son los hechos y son irrefutables”.
Es por eso que los psiquiatras y otros médicos alopáticos están desaconsejando a sus pacientes ir a la Internet en busca de información, diciéndoles que lo único que van a lograr con ello es preocuparse más. Les dan a entender que ellos (los médicos) son los únicos que saben lo que tienen. Sin embargo, el paciente es quien siente en carne propia las molestias de su enfermedad; el médico no, solo puede imaginárselas. Este último no puede estar más preocupado de lo que su paciente está por su condición y una vez que prescribe, se olvida del caso y pone manos a la obra en el siguiente asunto de mayor prioridad para él. Los médicos que así proceden todavía no se han percatado de que sus pacientes cada día se involucran más con sus dolencias y de que desearían participar más en su recuperación.
Los e-pacientes que ya están enterados de lo que la medicina ortomolecular es capaz de hacer por ellos, podrían estar deseando seguir un tratamiento basado en la administración de dosis adecuadas de esa clase de sustancias que de manera normal se hallan en su organismo,
como son la vitamina C, la niacina y el ácido fólico.
Los e-pacientes tratados acorde con este enfoque, probablemente se recuperarían más rápido que aquéllos a los que se les impusiera una terapia con la que no estuvieran muy de acuerdo, por más que hubiera sido recomendada por un excelentísimo detractor de bata blanca.
A este respecto, Tom Ferguson comenta:
“cuando los clínicos reconocen y apoyan el rol esencial de sus pacientes en el auto-cuidado, proporcionándoles las habilidades, herramientas y el apoyo que necesitan para gestionar sus propios cuidados de forma aún más efectiva y apoyan sus esfuerzos para proporcionar cuidados útiles para sí mismos y para los demás, éstos muestran menos síntomas, mejores resultados demostrables, y necesitan menos cuidados profesionales” [20].
Si lo que afirma Ferguson se convirtiera en tendencia, sobre todo eso que enfaticé en negritas, esos clínicos dejarían de hacer negocio: no creo que a ellos les convenga que sus pacientes cuenten con muchas herramientas. Pero para eso está la Internet.
Muchos médicos que no practican la medicina ortomolecular, que la desconocen, o que no son partidarios de ésta, van a estar en desacuerdo con administrar grandes dosis de cualquier sustancia, sea ésta natural o no. Lo que los detractores de la medicina ortomolecular no saben, es que las dosis han sido determinadas por expertos como Pauling, Hoffer, Prousky, Saul, Harrell, y muchos otros profesionales sanitarios, no de manera arbitraria, sino con base en cientos de casos de éxito en los que no se han observado reacciones secundarias más allá de un rubor y un picor en algunas partes del cuerpo, como es el caso de la vitamina B3/niacina, o de una diarrea pasajera (de una sola vez) , como el caso de la vitamina C, que son ambos efectos colaterales intrascendentes y perfectamente tolerables.
Las dosis recomendadas y publicadas en Estados Unidos por la National Academic of Science, suelen denotarse en la mayoría de los envases multivitamínicos con las siglas RDA, que significa Recommended Daily Allowances.
Tanto el Dr. Abram Hoffer como el Dr. Linus Pauling, uno de los pocos laureados con el premio Nobel en más de una ocasión (2 para ser exactos) y a quien se atribuye el uso del término “medicina ortomolecular”, no parecen muy convencidos de que las recomendaciones diarias permitidas para las vitaminas y minerales resulten de mucha ayuda, cuando se trata sobre todo del alivio de una enfermedad, es decir, las cantidades mostradas en la tabla de la izquierda distan mucho de ser dosis terapéuticas, y muchas veces suelen ser un gasto inútil aún en el caso de la prevención de las enfermedades para las cuales cada una de esas sustancias está indicada.
Compárese tan solo la RDA de la Niacina de la tabla mostrada, con la dosis recomendada para la esquizofrenia por el propio Dr. Hoffer [16].
La relación es de 3000/18, o sea, casi 167 veces más de lo que sugieren las autoridades gubernamentales de todo el mundo.
Los gobiernos no investigan. Aparentemente, no están muy interesados en promover un sistema de salud basado en vitaminas y minerales porque de acuerdo con Andrew W. Saul, las terapias basadas en vitaminas no resultan atractivas para la industria farmacéutica, pues los productos que no se pueden patentar, como las vitaminas, no dejan dinero. No se realizan inversiones, no se hace investigación en donde no se espera un retorno de inversión. Las compañías fabricantes de fármacos no esperan hallar, ni tampoco desean encontrar una cura que no involucre una droga sintética patentable. El ejemplo más dramático de esta situación es el enfoque que la “medicina moderna” le da al tratamiento del síndrome de Down.
El que las dosis diarias recomendadas (RDA) se hayan establecido en un nivel tan bajo puede deberse a dos razones.
Una de ellas puede ser que las autoridades simplemente no saben que existe algo como la medicina ortomolecular y la otra que a sabiendas de que con esas cantidades tan pequeñas nadie va a mejorar su salud de manera significativa, se está desalentando el consumo de vitaminas y minerales y se está fomentando la creación de patentes en pro de la industria farmacéutica (en cualquiera de las referencias de la [7] a la [15], se puede hallar datos muy relevantes a cerca de cómo opera la industria farmacéutica y de cómo sus prácticas deshonestas han beneficiado a gobiernos, instituciones médicas, profesionales de la salud y por supuesto, a sus propias arcas). Ese es el sistema con el que muchos de nosotros tenemos que lidiar día a día.
Los detractores de la medicina ortomolecular nunca admitirán que altas dosis de sustancias ortomoleculares puedan producir cambios positivos en la conducta y los síntomas de un mal hereditario como el de la trisomía 21 (síndrome de Down), a pesar de las evidencias en contrario.
La Dra. Ruth F. Harrell, de la Old Dominion University, en Norfolk, Virginia, demostró que cierto tipo de nutrientes, como la vitamina B1, pueden aumentar el coeficiente intelectual (IQ) y mejorar el aprendizaje de niños con discapacidad intelectual (véanse Ref. [1]-[6]). Hay mucha polémica en la comunidad científica en torno a este dilema; pero lo que sí se concluye de todo lo dicho hasta aquí, es que
“mientras haya consenso y evidencia suficiente de casos de recuperación con un tratamiento ortomolecular, eso implica que es posible la sanación del padecimiento en cuestión, y que eso debe bastar para intentar mejorar el estado de salud de cualquiera, siguiendo los pasos de los que ya lo han intentado de esa manera (con la medicina alternativa), a sabiendas de que las sustancias ortomoleculares (normales en nuestro organismo) no lo pondrán en peligro”.
En la Fundación MicroMédix tratamos a nuestros pacientes con las técnicas de la medicina ortomolecular, y no solo por las razones anteriormente expuestas, sino porque las reacciones secundarias, si es que las hay, son menores e intrascendentes. Un proyecto de investigación de la fundación actualmente en desarrollo, arrojará datos muy significativos sobre un análisis comparativo de la peligrosidad de los fármacos sintéticos vs. las megadosis de la medicina ortomolecular. Cualesquiera que sean los resultados, se publicarán en una de nuestras próximas entradas (posts). De momento, los avances hasta ahora efectuados por los investigadores a cargo del proyecto, no auguran mucha esperanza para los medicamentos alopáticos en general.
Pero no “todo es miel sobre hojuelas”. Los precios de las vitaminas, los minerales y los aminoácidos no siempre son bajos. Cien tabletas de 250 mg. de niacina envasadas por una conocida firma de productos naturistas, tienen un precio al público de $ 120.00. Considerando una prescripción ortomolecular (megadosis) típica de tres gramos diarios, equivaldría a una ingesta de 12 pastillas distribuidas a lo largo del día. La mayoría de los tratamientos duran aproximadamente un mes, lo que implicaría un total de $432.00 por concepto de niacina (3.6 frascos). A eso habría que adicionarle los gastos de las demás sustancias, algunas de las cuales seguramente se necesitarían también en dosis ortomoleculares.
La buena noticia es que MicroMédix ya está produciendo algunas de ellas, como la vitamina C y el carbonato de magnesio, ambas con precios bastante accesibles de $300.00 el frasco de 100 cápsulas de 1.5 gramos c/u y de $ 180.00 el frasco con 120 cápsulas de 1 gramo c/u, para un tratamiento típico de un mes y dos meses, respectivamente.
* “El sistema completo se comporta de un modo distinto y es mayor que la suma de sus partes”… Aristóteles
REFERENCIAS
[1] Harrell RF, Capp RH, Davis DR, Peerless J, and Ravitz LR. Can nutritional supplements help mentally retarded children? An exploratory study. Proc Natl AcadSci USA, 1981. 78: 574–8.
[2] Harrell RF. Effect of added thiamine on learning. NY: Bureau of Publications, Teachers College, Columbia University, 1943. Issued in the series: Contributions to education, no. 877. Reprinted: New York, AMS Press, 1972. ISBN: 0404558771.
[3] Harrell RF. Further effects of added thiamine on learning and other processes. NY: Bureau of Publications, Teachers College, Columbia University, 1947. Issued in the series: Contributions to education, no. 928. Reprinted: New York, AMS Press, 1972. ISBN: 040455928X.
[4] Harrell RF. Mental response to added thiamine. J Nutrition, 1946. 31:283.
[5] Harrell RF, Woodyard E and Gates AI. The effect of mothers’ diets on the intelligence of offspring. Also known as: Relation of maternal prenatal diet to intelligence of the offspring. NY: Bureau of Publications, Teachers College,Columbia University, 1956.
[6] Dr. Ruth Flinn Harrell: Effect of added thiamine on learning.” The Health Seeker, p 18-19. http://www.geocities.com/HotSprings/2194/vitamin.html
[7] Medicamentos que nos enferman e industrias farmacéuticas que nos convierten en pacientes. Ray Moynihan, Alan Cassels; ed. Terapias verdes
[8] Peligro mortal: efectos de la prescripción de fármacos. Arabella Melville Colin Johnson
[9] La píldora de los 800 millones de dólares. La verdad sobre el coste de los nuevos fármacos. Merril Goozner ; ed. Belacqva
[10] Traficantes de Salud. Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad. Miguel Jara, ed. Icaria
[11] El libro negro de las marcas: el lado oscuro de las empresas globales (debate), Cap. “Conejillos de indias”. Klaus Werner y Hans Weiss
[12] Los inventores de enfermedades, cómo nos convierten en pacientes. Jörg Blech, edit. Destino
[13] Medicina enferma:cómo protegernos de las terapias discutibles. Jörg Blech, edit Destino
[14] Secretos de la industria farmacéutica. Efectos adversos de muchos medicamentos: bajo sospecha su fabricación y prescripción. Bryan Hubbard; ed. Terapias verdes
[15] Lo que los médicos no nos dicen. Lynne MacTaggart; ed. Terapias Verdes
[16] Orthomolecular Treatment of Schizophrenia. A. Hoffer, M.D., Ph.D., F.A.P.A.
[17] Journal of Orthomolecular Medicine. Vol. 19, No. 1, 2004.
[18] Attenuation of Heroin Withdrawal Syndrome by the Administration of High-Dose Vitamin C. Alexander G. Schauss.
Journal of Orthomolecular Medicine Vol 27, No 4, 2012.
[19] Jane Sarasohn-Kahn. The Wisdom of Patients: Health Care Meets Online Social Media. California HealthCare Foundation.
[20] e-pacientes: cómo nos pueden ayudar a mejorar la salud. Dr. Tom Ferguson y el Grupo de Trabajo Académico de los e-Pacientes. © 2007
Linus Pauling, padre de la Medicina Ortomolecular
Linus Pauling y la conspiración de la Clínica Mayo
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