NUEVO
Todo encargo es nuevo. Nos señala un objetivo que debe ser logrado. En todo momento la vida es nueva. Continúa, porque es nueva en todo momento. Cuando lo nuevo se acaba, se acaba nuestra vida.
¿Hacia dónde se dirige en general nuestra orientación interior? ¿Se dirige hacia adelante, hacia lo nuevo? ¿Buscamos, a veces, adelante, en el futuro, aquello que es antiguo? ¿Queremos repetir en el futuro aquello que no puede ser repetido porque hace mucho que pasó, que pasó irrecuperablemente? ¿En lugar de dirigirnos creativamente hacia lo nuevo, giramos hacia lo antiguo en un circuito en el cual la vida envejece, sin dirigirse, nueva, hacia el futuro?
¿Cuál es el encargo de nuestra vida?
Siempre lo nuevo, con lo que continúa.
¿Cómo rehuimos ese encargo?
A través de la mirada a lo antiguo.
¿Cómo es que nos ocupamos tan intensamente con algo que fue, en lugar de movernos hacia adelante? ¿Qué ataduras nos encadenan a lo pasado?
Por más extraño que suene, la atadura que por sobre todo nos ata a lo pasado, con temor y temblor, es nuestra conciencia.
¿Qué nos exige esa conciencia?
Celebrar lo antiguo, celebrar una tradición por más superada y absurda que a menudo se muestre.
En la naturaleza observamos por doquier que lo nuevo debe desprenderse de lo viejo.
No bien una cría está madura para la vida, debe buscar su propio territorio. Sólo allí puede sobrevivir. Nuestra conciencia, sin embargo, se resiste a lo nuevo. Retiene lo viejo.
Nos quiere hacer creer que únicamente de esa manera podemos asegurar nuestra pertenencia al grupo que es importante para nosotros. En lugar de señalarnos hacia adelante, nos ata a algo antiguo, a menudo con la amenaza de terribles castigos. Nos exige un movimiento circular de una interminable repetición.
¿Cómo logramos la fuerza para movernos más allá de las exigencias de nuestra conciencia?
En la quietud
¿Con qué está ocupado nuestro espíritu la mayor parte del tiempo? ¿Qué es lo que en él continuamente trata de persuadirnos?
Es la voz de nuestra conciencia. Es sobre todo la conciencia la que nos presenta las objeciones ante lo nuevo, junto con imágenes de lo que nos sucede cuando nos apartamos de lo viejo.
Pero a nosotros está dirigido, profundamente en nuestro interior, otro encargo; un encargo que nos exige salirnos del retorno a lo mismo, guiados por fuerzas distintas a las de la conciencia: un encargo para lo nuevo. Este encargo proviene de otra dimensión. Viene de una dimensión más allá de la realidad que podemos experimentar aquí.
¿Cómo escuchamos este encargo? ¿Cómo lo captamos? ¿Cómo encontramos el acceso a él?
Solamente en la quietud, en una larga quietud en la cual los ruidos de la conciencia se pierden a lo lejos.
Esta quietud nos lleva a otra realidad. Esta realidad nos indica hacia dónde se dirige el camino realmente. Nos indica cómo lograr la fuerza para abrirnos a ella. Cómo confiar en ella, hasta que experimentamos cómo nos guía: nos guía quietamente. Esta otra realidad está en movimiento, en un movimiento diferente al de nuestra conciencia. Supera los opuestos que nuestra conciencia nos crea.
Qué es lo que, sobre todo, resulta nuevo en este movimiento? ¿Cuál es su encargo para nosotros?
Un amor diferente
Del libro Plenitud. La mirada del Nahual, de Bert Hellinger
[…] via La Fuerza del Espíritu (6) El encargo de lo Nuevo — Lo que podemos hacer […]
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