La mente infantil o pueril se define por sus rasgos:
1.- Es incapaz de delimitar claramente la realidad de la imaginación.
2.- Utiliza de forma recurrente el enfado para conseguir sus objetivos.
3.- Defiende con igual vehemencia una hipótesis que una evidencia.
4.- Necesita llamar la atención.
El cultivo de la mente pueril ha sido crucial para el actual sistema depredativo.
Con ello, el individuo es más manipulable y cualquier disidencia es fácil de neutralizar.
Basta infiltrar entre sus filas hipótesis de todo tipo, que exageren las evidencias, para se generen divisiones internas y puedan ser ridiculizados mediáticamente.
Sin adultez, la disidencia será una herramienta más para la élite globalista (muy utilizada en el pasado).
Pongamos los pies sobre el suelo de las obviedades.
Las evidencias disponibles son suficientes para derribar este engaño.
La serenidad y la firmeza son síntomas de la adultez.
No estamos jugando.
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