No hace mucho descubrí una revista que me impactó, se llama «esPosible», la revista de la gente que actúa». Es una revista editada por la Fundación Ecología y Desarrollo. La revista profundiza en temas alternativos de sostenibilidad, consumo responsable, energías alternativas, turismo responsable, responsabilidad social corporativa, etc. Está muy bien diseñada y con un formato muy agradable a la lectura. De entre las 5 ediciones que han hecho, hay una que me ha parecido muy interesante; una edición dedicada al consumo responsable. Descargarla aquí.
Es de sentido común que un consumo consciente y responsable puede cambiar muchas cosas del sistema en el que vivimos, ya que es el consumo el que alimenta el sistema económico y político en el que vivimos.
Así que si nos formamos, educamos e informamos sobre nuestros hábitos de consumo, qué consumimos, cómo, cuándo, cómo está hecho, de quién procede, qué efectos tiene en nuestra salud, etc., podemos presionar sobre las grandes compañías. Del mismo modo que hicimos con la vacuna de la Gripe A, que al final la rechazó la gran mayoría por una labor de búsqueda e información responsable. Lo mismo podemos hacer con otros ámbitos.
En este post me gustaría acercar algunos conceptos sobre Consumo Responsable que vienen excelentemente expuestos en este número de la revista esPosible.
Tradicionalmente los consumidores comprábamos productos o servicios en función de su precio. Más adelante empezamos a fijarnos también en su calidad, y a rechazar determinados productos que no cumplían unos estándares mínimos, o a preferir aquellos de mejor calidad, aunque tuvieran un precio mayor.
Más recientemente los consumidores hemos comenzado a cambiar en una nueva dirección con un enorme potencial de transformación social: empezamos a exigir un comportamiento ético por parte de las empresas, relacionado con la sostenibilidad y calidad de vida de la sociedad y del planeta. De esta manera, el consumidor responsable puede, a través de sus gestos cotidianos, contribuir a un cambio significativo en las reglas y patrones de producción y consumo de la sociedad.
En los últimos años se han dado varios casos de boicots de los consumidores a empresas que violaron flagrantemente los derechos humanos de sus trabajadores o que causaron desastres ecológicos. Pero además de poder castigar a determinadas empresas a través del boicot, los consumidores tenemos a nuestro alcance la posibilidad de premiar a las mejores, discriminándolas positivamente.
Para ello, necesitamos información sobre el comportamiento empresarial, primando aquellos valores que para cada uno de nosotros sean más importantes.
Puede ser la no experimentación con animales –en el caso de una empresa de cosméticos– la compra de materias primas a comunidades rurales desfavorecidas de países del Sur en el caso de un tostador de café o fabricante de chocolate, o la no deslocalización, manteniendo en la medida de lo posible los puestos de trabajo en su país de origen, en el caso por ejemplo de una empresa textil. Puede ser también, desde una perspectiva ecológica, la apuesta por la reducción del impacto ambiental del ciclo de producción de la empresa, y su certificación con una norma de gestión ambiental como la ISO 14,000 o la EMAS.
Por estos motivos, hemos querido dedicar este número 4 de esPosible a demostrar que esPosible consumir de una manera responsable en nuestro día a día, eligiendo una cesta de la compra más justa, más sostenible y más solidaria… En definitiva, más responsable..
Criterios para una cesta de la compra responsable:
- No consuma compulsivamente. Asegúrese de que necesita lo que a comprar.
- Impulse el comercio justo que, basado en unas relaciones comerciales equitativas, impulsa procesos de producción respetuosos con el entorno cultural y medioambiental.
- Apueste por lo natural, reciclable y ecológico.
- Rechace los productos con embalaje excesivo o innecesario (como las populares bandejas de corcho blanco), así como el uso de bolsas de plástico. Evite los envases de un solo uso y opte por el vidrio retornable.
- Fomente el comercio local. Contribuirá a reducir las emisiones de CO2 debido a la reducción de emisiones ligada al transporte de productos.
- Evite los transgénicos y vigile el exceso de plaguicidas, hormonas, conservantes y aditivos.
- Consuma frutas y verduras de temporada. Ofrecen el mejor aporte nutricional (en el momento de su recolección mantienen intactas todas sus propiedades), suelen ser los más económicos y su consumo ayuda a evitar la implantación de monocultivos intensivos que agotan la tierra.
- Elija especies pescadas con artes selectivas, locales o procedentes de caladeros explotados de forma sostenible, y evite los “pezqueñines” o inmaduros, además de la compra del langostino tropical. Su cultivo en piscifactorías provoca la destrucción de manglares, contaminación y pérdidas económicas a la población local.
Las 5 claves de los alimentos ecológicos
- 1. No usan ni fertilizantes, ni pesticidas químicos, ni aditivos, ni conservantes, ni potenciadores del sabor… Son más sanos y nutritivos.
- 2. Están sometidos a una estricta normativa de calidad y control.
- 3. Ayudan a fomentar un desarrollo rural sostenible, además de a mantener el equilibrio ecológico del entorno.
- 4. Facilitan la conservación de los suelos, al afectar en menor medida a sus componentes naturales, y buscan el mantenimiento de su fertilidad.
- 5. Limitan los problemas de contaminación de aguas y suelos provocados por la utilización abusiva de fertilizantes y pesticidas químicos.
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