Carta abierta a María Luisa Carcedo,
ministra de Sanidad
Por Dra. Ibone Olza
Estimada colega:
Soy una compañera médica especializada en psiquiatría infantil y perinatal. Llevo más de diez años participando como experta en la Estrategia de Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad. Usted no me recordará, pero nos conocimos brevemente hace apenas cuatro meses, cuando nos recibió y agradeció haber respondido a su invitación. Se lo recuerdo: presidió la reunión del grupo de expertos en salud sexual y reproductiva y, entre otras cosas, nos explicó su intención de relanzar la Estrategia de Atención al Parto Normal y de seguir promoviendo los derechos de las mujeres. Fue una gran alegría saber que, después de años de parón, había de nuevo al frente alguien preocupado por la salud y los derechos de las madres y los bebés, como sucedió en 2007, cuando se lanzó la estrategia, y durante los años posteriores. Especialmente porque la situación en nuestro país dista mucho de ser idílica: seguimos teniendo unas tasas de inducciones y cesáreas innecesarias altísimas, sobre todo en la sanidad privada, y queda muchísimo por hacer para conseguir una atención al parto de calidad y respetuosa con las madres y bebés, como bien saben las profesionales del Observatorio de Salud de las Mujeres (OSM) del Ministerio de Sanidad.
Esa alegría y esperanza se han desvanecido por completo al leer en prensa sus declaraciones de ayer sobre el caso de Oviedo, en las que apoya la decisión de la jueza de impedir a una mujer parir en su casa y mete el parto en casa en el mismo saco que el movimiento antivacunas para a continuación decir que es una moda y un retroceso. Le escribo pues como médica porque creo importante explicarle varios puntos:
- Que una mujer pueda rechazar cualquier tratamiento que le ofrezcan los médicos es el principio fundamental de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica reguladora de la autonomía del paciente que defiende el “Derecho inalienable a la libertad individual del usuario” En su Artículo 8, sobre consentimiento informado, la ley establece que:
“toda actuación en el ámbito de la salud de un paciente necesita el consentimiento libre y voluntario del afectado, una vez que, recibida la información prevista en el artículo 4, haya valorado las opciones propias del caso”.
- ¿Por estar en la semana 42 de un embarazo, pierde una mujer un derecho inalienable? Lo que ha sucedido es gravísimo señora ministra. Una mujer informada y en pleno ejercicio de sus facultades mentales rechaza una inducción de parto y la policía, autorizada por la jueza, va a buscarla a su casa para llevarla al hospital en contra de su voluntad. ¿Usted como médica de familia lo ve normal? ¿Lo apoya? ¿En qué ley se basa? Desde el punto de vista médico lo único justificable hubiera sido someter a la mujer a una valoración psiquiátrica si hubiera alguna duda sobre su estado mental. Pero sabiendo que es una mujer lúcida, inteligente y bien informada no cabe ninguna posibilidad de someterla a un tratamiento en contra de su voluntad, incluso si un obstetra alude al posible riesgo que corre el feto. (Riesgo que con frecuencia se exagera para hacer intervenciones innecesarias, lo que llamamos jugar “la carta del bebé muerto”). Que usted como médica y ministra de Sanidad no comprenda este punto me parece extremadamente preocupante. No obstante, confío en que los tribunales darán la razón a esta mujer cuando esté en condiciones de denunciar la tremenda agresión y violencia obstétrica que ha sufrido en su parto. Es terrible y tristísimo que en un país donde tantas mujeres mueren asesinadas por sus parejas, la policía se dedique a acosar y secuestrar a embarazadas por orden médica y judicial.
- Desde que usted es ministra, el ministerio ha apostado por defender la evidencia científica contra viento y marea. ¿Cómo puede meter en el mismo saco el parto en casa y el movimiento antivacunas? No tienen nada que ver, aunque obviamente habrá personas que defiendan ambas cosas. El parto en casa con una matrona viene avalado por la evidencia científica, ha demostrado su seguridad en infinidad de estudios y metaanálisis y es práctica recomendada por instituciones tan serias como el National Health System del Reino Unido. (Le recomiendo lea esta investigación británica publicada en el BMJ). Nada que ver con el movimiento antivacunas que no está avalado por ninguna evidencia científica. Como médica de familia debería estar mejor informada, y como ministra mejor asesorada, antes de hacer declaraciones que echan por tierra el trabajo de muchísimas matronas y obstetras, profesionales comprometidos con la mejora de la atención y la defensa de los derechos de las mujeres.
Por último, como médica, debería también saber el enorme daño que supone para una mujer embarazada que le vaya a buscar la policía a casa para llevarle al hospital a parir. Va en contra de nuestro elemental «Primum non nocere». Meterle semejante miedo en el cuerpo es una agresión a ella y a su bebé en un momento único en el que todo queda profundamente grabado. Ninguna mujer al final de su embarazo quiere que su bebé muera. Cuando una madre se niega a una inducción lo hace desde el convencimiento de que es lo mejor para su salud y la salud de su bebé y probablemente esté muy bien informada. Así que, en todo caso, lo adecuado sería intentar comprender sus razones desde la escucha empática. Tras años de investigar sobre el tema le puedo asegurar que hay razones de mucho peso científico para negarse a una inducción si la indicación es dudosa.
Sé que esta mamá finalmente ha dado a luz por cesárea por no progresión, y que su bebé estaba perfectamente. No puedo entrar a discutir la indicación de la cesárea, pero sé que esta madre lo tenía todo en contra desde que una juez ordenó que le robaran su parto. Por desgracia el dolor y sufrimiento de las madres en sus partos y pospartos sigue siendo invisible a los ojos de la mayor parte de la sociedad. Afortunadamente esta madre no va a estar sola, hay una legión de matronas y madres dispuestas a ayudarla en todo lo posible. Somos ya una red enorme de profesionales y ciudadanas empeñadas en reclamar estos derechos en salud sexual y reproductiva que usted dice defender. Por eso le ruego se informe y estudie con rigor el tema antes de seguir diciendo barbaridades semejantes.
Atentamente,
Ibone Olza
Doctora en Medicina y especialista en Psiquiatría.
Cofundadora de la asociación El Parto es Nuestro
Deja una respuesta